sábado, 14 de diciembre de 2013

Rosa y Röselein


Mi alumna Rosa, seducida por una línea versátil y un tanto menos convencida por las extrañas disonancias (enseguida hablamos de qué representaban), escogió Röselein, Röselein de Schumann y Nachtviolen de Schubert para cantar en nuestro concierto sobre las flores y ríos simbólicos del amor. No, el título no va a ser tan feo, es que todavía estamos dándole vueltas. 

Pues así escogió tan hermoso Lied, en el que la búsqueda de la rosa (de la belleza o el amor) comienza como una invocación a la propia flor: "¡O, rosita! ¿Por qué debes tener espinas?", todo un canto a la belleza en sí misma y a disfrutar de las cosas hermosas de la vida, pero sin querer asumir sus dificultades y problemas, tan propiamente representadas en las espinas. Pero veamos el texto completo (la fuente del texto original de Neun es recmusic, la traducción es del Aula 300) 


Röselein, Röselein,                               Rosita, rosita
Müssen denn Dornen sein?                 ¿Debes, pues, tener espinas? 
Schlief am schatt'gen Bächelein         Dormía junto al sombrío arroyuelo
Einst zu süssem Träumen ein,            sumido en dulces sueños, 
Sah in goldner Sonne-Schein             ví bajo la dorada luz del sol
Dornenlos ein Röselein,                       una rosa sin espinas, 
Pflückt' es auch und küsst' es fein,     la cogí y la besé suavemente, 
"Dornloses Röselein!"                          "¡Rosita sin espinas!"

Ich erwacht' und schaute drein:          Desperté y comencé a buscar
"Hatt' ich's doch! wo mag es sein?"   "¡Si la pudiera tener! ¿Dónde podrá estar?"
Rings im weiten Sonnenschein          A mi alrededor, bajo el radio luminoso del sol 
Standen nur Dornröselein!                  sólo había rosas con espinas.
Und das Bächlein lachte mein:          Y el arroyo se reía de mí: 
"Lass du nur dein Träumen sein!       "Deja estar tus sueños. 
Merk' dir's fein, merk' dir's fein,           Entérate de una vez, ¡entérate!
Dornröslein müssen sein!"                  Las rosas con espinas deben existir"


Algunos detalles de la puesta en música son deliciosos: la representación de las espinas con el "diabolus", un tritono descendente, la evocación del sueño en la mayor y de la prosaica realidad en do mayor, pero con el giro melódico intacto, ese giro flexible y caprichoso que parece reunir a la vez sol y arroyo en su vuelo juguetón. 

La versión que he escogido es también la que más he escuchado: la que abre el primer volumen de la integral de Lieder de Schumann que realizó Graham Johnson para Hyperion, con Christine Schäfer.  


















Supongo que es demasiado sencillo interpretar únicamente el Lied desde una perspectiva de búsqueda de la materialización del propio ideal amoroso, sin enfrentarse a la prosa cotidiana. Pienso que habla también de un enfoque de la vida y no únicamente del amor, incluso si no tengo muchas razones para argumentarlas. 

En lengua castellana tenemos dos estupendos ejemplos de la aceptación de las dificultades del amor y no me puedo resistir a ponerlos aquí, en primer lugar, la "fiesta en la cocina y los ramos de rosas con espinas" de don Joaquín: 


Pero quizá la más relacionada es la rosa de Mecano, un ejemplo de la pervivencia de las metáforas más importantes de la tradición grecorromana y europea en las letras más o menos actuales, ejemplo de la constante actualización que sufre lo eternamente nuevo, como es el sufrimiento amoroso: 


Como una buena hereje que soy, acabo de citar dos canciones modernas en un blog sobre Lied. Ambas me han alegrado mucho las clases, pues me permiten argumentar con total facilidad sobre la actualidad estética de cualquier emoción expresada con buena música en cualquier época, que nosotros, oyentes del siglo XXI tenemos derecho a percibir como completamente nueva. 

Pero ahora vamos a alejarnos unos cuantos años más. Al describir a la traviesa Silvia en Se tu m'ami (cantado habitualmente según la transcripción de Parisotti sobre una música tal vez escrita por Pergolesi), Pietro Antonio Rolli nos dice: 

Bella rosa porporina oggi Silvia scelierà
Con la scusa della spina, doman poi la sprezzerà. 

La excusa de la espina sirve a Silvia para disfrutar hoy del amor y mañana decir adiós, en una bonita actitud Peter Pan, digna del protagonista de nuestro Röselein. 

Ahora bien, es cierto que aceptar la realidad como es puede traernos consecuencias tremendas, como el chico que intenta coger la rosa del rosal en Heidenröslein de Schubert. Sí, es cierto que la rosa se defiende pinchándole, pero al final la cogen, lo que expresa de algún modo que ambos -rosa y joven- sufren por amor: 


Sin embargo, no conozco historia más bellamente contada sobre lo que es la espina de una rosa, sobre lo que es el sufrimiento por el verdadero amor (el del ruiseñor, desde luego, único poeta de esta historia) que la relatada por Óscar Wilde. El ruiseñor y la rosa es para mí una metáfora completa de lo que es el arte y la enfoco desde una perspectiva muy personal. Aquí tenéis el enlace a la historia, si bien tengo muy claro que no agotamos todo lo que se puede decir sobre las amorosas rosas y sus temibles espinas: