El tesoro

Preservando uno de tus dos tesoros más preciados con diez ideas. 

(El otro tesoro, indudablemente, es tu persona. Cuídala también. Enriquécela, dejála sentir e intuir.. que también suena...) 


1. Si tu voz fuese realmente tuya, podrías dominarla siempre y no parecería a veces que pertenece a otra persona o que tiene vida propia. Quizá no es tuya, después de todo. No es necesario creer en nadie en concreto que te otorgó un tesoro así. Pero está claro que, si la cuidas, no te alegrará solamente a ti. Considera su cuidado como un regalo que no solo te haces a ti, sino a la naturaleza y a las personas que desean disfrutar escuchándote. Un regalo... y una responsabilidad para siempre. 


2. En el canto no se trata de ser otra persona ni de parecerse a nadie. Pero el compromiso a cambio de ser una misma es ser siempre tu mejor versión. Ser tú misma todo lo más que puedas, en cada coma, en cada frase, en cada intuición, en cada búsqueda. Y aunque ello implique buscar la mayor perfección posible, también implica ser lo bastante libre para poder ser tú, sin que todo sean presiones. El canto son las emociones, nace de la libertad y de la expresión. Está vivo y por eso nunca podremos controlarlo del todo.  


3. Al principio fue el aire. Y el aire gobierna y dirige. Tu aire es la medida de todas las cosas, de todas las frases; quien no lo respete (director, pianista) está equivocado. Tu obligación -no por ninguna cuestión de orgullo, sino para preservar el tesoro de tu voz- consistirá en este caso en hacerle cambiar de idea o defenderte como puedas. 


4. El soporte del aire es la columna. Nunca se puede comenzar una frase sin que el cuerpo esté construido en torno a la columna de aire, sintiendo cómo despierta el botón del plexo solar y te activa la frente y el rostro. Arriesgarse y cantar antes de haber activado el apoyo atenta contra el tesoro de tu voz. Cantar un final de frase con aire residual o arriesgando su calidad, también. 


La voz quiere resonar líquida y libre en sus espacios propios. El equilibrio entre la tensión y la relajación es complejo: De forma sencilla y básica, no existe tensión por encima del plexo solar: rostro, hombros y cuello transmiten lo que le regalan con esfuerzo los músculos abdominales. De forma compleja, determinar el grado correcto de tensión y relajación, diferenciando perfectamente cualquier nota abandonada y sin aire o cualquier nota aquejada de hipertensión es complejo. En la lucha de cada día quizá convenga no caer siempre en los mismos errores: cambiar de errores implica, al menos encontrar nuevos caminos para las soluciones. 


6. La abertura de los espacios, la abertura controlable a la altura del maxilar es básica para proyectar. Espacio e impostación lírica están muy relacionados. No hay vocales si ese hermoso hueco no existe de una forma regular para todas ellas. Sin embargo, el control de la vocal también está delante del propio rostro, pues allí se determina su luz. Allí se mezclan los colores, en una paleta imaginaria que casi podemos ver a la altura de nuestros ojos. El chasquido de la consonante, pronunciada en la lengua y la boca, es la sensualidad del canto, porque es su crujido terrenal, frente a la pureza de emisión de la vocal. 


7. Apoyo y legato crecen también mediante el ejercicio de ruidos apropiados que te permiten sentir las diferentes zonas de resonancia, mediante la declamación apoyada de los textos.. experimentos a los que no debes tener miedo mientras tú puedas llevar las riendas de tus sensaciones.


8. Desconfía de aquellas soluciones que funcionan solamente de un modo, especialmente si este modo es forte o sin pensar. Confía en tu piano apoyado y luminoso, en la reflexión, en lo que pueda salir más de una vez y te permita sentir tu cuerpo flexible y fuerte como el arco de un guerrero, tu voz libre y alejada de ti, sujeta a tu interior por la fuerza de tu base, tus abdominales, tus alas de mariposa (la abertura de costillas sentida en la base de la espalda), tus piernas. 


9.  Quien quiera ayudarte, te mostrará lucha entre estos diversos factores y cómo organizarlos según tus errores o tus prioridades. Quien no pueda o no quiera ayudarte, te hará dudar de tu capacidad para decidir. No dudes en sonreír y decir “gracias” mientras te apropias de lo que te ayuda y mientras arrojas con decisión a la basura lo que pueda perjudicarte de verdad.  



10. Hay etapas, hay temporadas, hay dificultades y escollos, en la música y en la vida. Escucha a tu voz, desconfía de las señales de fatiga, no solamente de las más evidentes. Atiende a tu vibrato, a si es compacto o se quiebra, a la dificultad extrema intentando conservar el aire, la altura o la posición de una frase. Aun sin paranoias, cuídate un poco más de lo que querrías: el camino es largo y queremos que puedas recorrerlo disfrutándolo por entero.

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