domingo, 5 de febrero de 2012

La imaginación


Aunque muchos de vosotros pensáis que esto solamente sucede en el canto, la imaginación del sonido que queremos lograr tiene lugar en la práctica de cualquier instrumento musical. Antes de emitir el sonido creemos en él, ahondamos un poco con nosotros mismos y ponemos a su disposición nuestros recursos físicos. No cabe ninguna duda de que, cuando todavía se está creando una base de recursos técnico-corporales, la posibilidad de hacer justicia a este sonido imaginado es más bien modesta. Sin embargo, la ausencia de imaginación sobre el sonido hace que la realidad que podemos emitir sea mucho menos interesante. En cambio, en muchas ocasiones, fabular sobre lo que queremos emitir (con nuestro propio aquí y ahora, no intentando imitar un disco), visualizarlo e intentar buscar los recursos para lograrlo nos hace avanzar en las cuestiones técnicas mucho más rápidamente. Aunque es un poco más desesperante comprobar la diferencia entre lo que soñamos y lo que realmente podemos hacer, en realidad es esa tensión lo que nos va a hacer avanzar en el camino artístico durante todo el tiempo que interpretemos música.

Conformarse con lo que podemos hacer es un poquito triste, porque parece que nos negamos la posibilidad de mejorar. Así que yo os animo a seguir imaginando sonidos, en función de varios parámetros:

- El movimiento del aire: imaginar que el apoyo no es una columna rígida, sino la base del acariciador movimiento que da origen al sonido.
- El fraseo y las tensiones armónicas de las notas emitidas, porque quiero pensar que ninguno de vosotros canta pensando que su línea melódica no tiene unas tensiones armónicas internas.
- La relación de esas tensiones armónicas con las del acompañamiento.
- El texto y sus implicaciones emocionales.

Os deseo una feliz imaginación durante estos días en los que no nos vamos a ver. Espero encontraros muy inspirados a mi regreso... 

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