sábado, 23 de enero de 2016

Brahms y las músicas nocturnas

Al parecer, el tradicional hombrecillo de la arena, que aun ahora sigue mandando a los nenes alemanes cada día a dormir, procede de un famoso cuento de ETA Hoffmann.  

Ahora que estoy redactando estas traducciones de textos de temáticas nocturnas sobre los que Brahms escribió su música, me doy cuenta de que recoge una importante variedad de estados anímicos. También de que Brahms está mucho menos fascinado que Schubert por el tema del caminante y la noche, y que las madres cantando a sus niños en la lengua germana pueden llegar a ser bastante más afectuosas que las nuestras: en vez de amenazar con el coco si no se duermen, les motivan con el Sandmann, ese muñequito emblemático de las culturas célticas que, según la tradición, se esconde en las casas y trepa a las camitas, donde hace dormir a los niños poniéndoles un poquito de arena en los ojos. Esa arena, al día siguiente, se habrá transformado en las legañas. 

A la hora de hacer una traducción muy literal, escrita intentando que las palabras españolas coincidan exactamente con el lugar que ocupan en la frase las alemanas, vemos que lo más difícil es, como siempre, traducir los compuestos (Mondenschein sería, literalmente, "lunaluz", pero no tiene sentido no decir "la luz de la luna"). Lo he dudado, porque tal acumulación de diminutivos sonaba tremendamente cursi en castellano, pero al final los he mantenido todos en la traducción, para ser fiel al espíritu (cursi) del texto popular original. También es verdad que se trata de un diminutivo local: más que "tallitos" o "florecitas" habría que escribir "tallines" o "florecinas", porque se trata de un diminutivo de uso local austríaco más suave de sonido que el diminutivo original. 

Es un texto tan precioso y rico en detalles  que, ciertamente, me parece sencillo hacer diferencias de estrofas simplemente con pintar las palabras, suavizar los diminutivos y ver en la propia imaginación los elementos que aparecen. 

Die Blümelein sie schlafen
schon längst im Mondenschein,
sie nicken mit den Köpfen
auf ihren Stengelein.
Es rüttelt sich der Blütenbaum,
es säuselt wie im Traum:
Schlafe, schlafe, schlaf du, meine Kindelein!

Las florecitas, ya duermen
desde hace largo tiempo bajo la luz de la luna, 
inclinaron sus cabecitas
sobre los tallitos. 
Vibró el árbol florido, 
murmuró como en sueños: 
"duerme, duerme, duérmete, mi niñito". 

Die Vögelein sie sangen
so süß im Sonnenschein,
sie sind zur Ruh gegangen
in ihre Nestchen klein.
Das Heimchen in dem Ährengrund,
es tut allein sich kund:
Schlafe, schlafe, schlaf du, meine Kindelein!

Los pajaritos (que) cantaban
tan suavemente bajo la luz del sol
se han ido a descansar
en sus pequeños niditos. 
La casita en la base de espigas
dijo solamente: 
"Duerme, duerme, duérmete, mi niñito". 

Sandmännchen kommt geschlichen
und guckt durchs Fensterlein,
ob irgend noch ein Liebchen
nicht mag zu Bette sein.
Und wo es nur ein Kindchen fand,
streut er ihm in die Augen Sand.
Schlafe, schlafe, schlaf du, meine Kindelein!

El hombrecillo de arena viene de puntillas
y mira a través de la ventanita
si algún amorcito todavía (despierto)
no debiese estar ya en la cama. 
Y allí donde encuentra un niñito
espolvoreará arena en sus ojos. 
Duerme, duerme, duérmete, mi niñito

Sandmännchen aus dem Zimmer,
Es schlaft mein Herzchen fein,
Es is gar fest verschlossen
Schon sein Guckäugelein.
Es leuchtet morgen mir Willkomm
das Äugelein so fromm!
Schlafe, schlafe, schlaf du, meine Kindelein!

El hombrecillo sale de la habitación, 
duerme mi lindo corazoncito, 
ya está fuertemente cerrada
hace rato la mirada de sus ojos. 
brillará mañana para mí la bienvenida
en sus ojitos tiernos. 
Duerme, duerme, duérmete, mi niñito. 

Ahora abordamos un trabajo bien distinto: der Gang zum Liebchen (el camino a la amada), un texto cuya música da la impresión de ser una serenata nocturna y, sin embargo, habla de una pareja que no tiene permiso para verse: 

Es glänzt der Mond nieder,
Ich sollte doch wieder
Zu meinem Liebchen,
Wie mag es ihr geh'n?

Brilla la luna hacia abajo, 
yo debería de nuevo
(ir) hacia mi amada, 
¿Cómo le irá? 

Ach weh', sie verzaget
Und klaget, und klaget, 
Daß sie mich nimmer
Im Leben wird seh'n!

Oh, cielos, ¡está desanimada
y lamenta, lamenta
que ella nunca
en su vida volverá a verme!

Es ging der Mond unter,
Ich eilte doch munter,
Und eilte daß keiner
Mein Liebchen entführt.

Se movió la luna hacia abajo, 
yo me apresuré animoso,
y me apresuré para que nadie
raptase a mi amada. 

Ihr Täubchen, o girret,
Ihr Lüftchen, o schwirret,
Daß keiner mein Liebchen,
Mein Liebchen entführt!

¡Vosotras palomitas, arrullad, 
vosotros, airecillos, silbad, 
para que nadie a mi amada, 
a mi amada secuestre!

Es, ciertamente, un poema muy curioso. Si la amada no tiene permiso para ver al chico.. ¿cómo es posible que él adivine qué le sucede en la segunda estrofa? No le ha podido enviar una carta ni un mensaje en el breve tiempo en que él lo intuye y decide ponerse en marcha. Tengo la impresión de que este miedo acontece únicamente en la imaginación del protagonista: cuando decide salir a ver a su amada intuye que algo no va bien, la visualiza en su lamento y por eso se pone en marcha, en la loca carrera que describe el precioso postludio con el que Brahms concluye ambas estrofas. Pero pienso que en la interpretación debería plasmarse esa sensación, un tanto fantasmagórica, de irrealidad. 


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