martes, 7 de abril de 2015

Las Cuatro Estaciones.. ¡sin Vivaldi!



¿No es espectacular? El cartel es de Miguel Mielgo, profesor de diseño gráfico en la Escuela de Arte


Las cuatro estaciones del Bel Canto

 14 de abril de 2015, Auditorio Ángel Barja de León
21 de abril de 2015, Conservatorio de Astorga


Programa del concierto: 

Primera parte: el calor

Primavera

La llegada de la primavera: 

Er ist’s (R. Schumann) María Jesús 
Villanele (H. Berlioz) Rosa
La primavera (Tosti) Guillermo
Spring (I. Gurney) Adriana 

Cantos al abril: 
Nella notte d’april (F. P. Tosti) Teresa
Chanson d’avril (G. Bizet) Alfonso 
Aprile (F. P. Tosti) Nacho

La primavera y las emociones: 
Frühlingsmorgen (G. Mahler) María Jesús 
Le Printemps (R. Hahn) Adriana 
                             Das Roseband (F Schubert) Ana F.                                 
Er ist’s (H Wolf) María Jesús      

Verano

Solveigslied (E. Grieg) Rosa
Mañanita de san Juan (J. Guridi) Adriana
Vâren (E. Grieg) Andrés 
Now sleeps the crimson petal (R. Quilter) Teresa 

Segunda parte: el frío

Otoño

Non ti scordar di me! Nacho 
Settembre (Tosti) Juan Carlos 
Automne (G. Fauré) Nuria 
Autunno (E De Curti) Toni
The vagabond (R Vaughan Williams) Nuria 
Herbstlied (F Mendelssohn) María Jesús y Ana F.

Invierno

Blow, blow, thou winter wind (R. Quilter) Rosa 
Gute Nacht (Winterreise de F. Schubert), Andrés
Weep you no more (R Quilter) Nuria 
Der Lindenbaum (Winterreise de F. Schubert), Andrés

...y primavera

Schneeglöckchen (R Schumann) Adriana

It was a lover and his lass (T. Morley) Alfonso


NOTAS AL PROGRAMA: Las estaciones en Europa

Os damos la bienvenida al concierto anual de canciones del aula de canto del Conservatorio de León. Este año, la bienvenida es todavía un poco más especial, porque el concierto se ha organizado con la colaboración de las Escuelas Oficiales de Idiomas de León y Astorga y la Escuela de Arte, todas ellas unidas en un proyecto tan singular, que pretende acercar las canciones de la música clásica a personas relacionadas con el arte y los idiomas. 

Muchos de los alumnos y alumnas del conservatorio y también de las Escuelas ya sabéis que en el canto lírico se estudia con frecuencia la ópera, famosas obras de teatro escritas con música y escenografía, que hablan de grandes emociones y en las que aparecen muchos personajes. Las canciones, en cambio, son un género distinto. La mayoría de las veces las canta una voz sola con acompañamiento de un solo instrumento. No hay representación ni disfraces, solamente un tema literario que se expresa a través de la música cantada y tocada. Un cantautor de nuestros días con su guitarra que cante una canción de amor es, en realidad, la versión moderna de lo que fueron las canciones de la música clásica que, en alemán, se llaman Kunstlieder, en francés Mélodie y en inglés Art Songs. Si os fijáis bien, veréis que el canto suele ser el protagonista que narra la historia, mientras que la guitarra (el piano, en este caso) representa los paisajes y las emociones. 

El aula de canto del Conservatorio de León organiza cada año un programa entero de canciones. En esta edición, el tema elegido ha sido Las Cuatro Estaciones. Fue la soprano Adriana Viñuela quien lo diseñó y decidió compartir con todos sus compañeros. Está claro que a todo el mundo le suena este título en relación con la música gracias a Vivaldi, quien expresó en una colección de cuatro conciertos emociones y sonidos que se asocian con las distintas épocas del año. En la literatura, las estaciones han representado también las distintas edades de la vida, la juventud, la madurez y la ancianidad. El ciclo estacional también se ha asociado a la idea del renacer de la propia persona tras una crisis, representada por el otoño o el invierno. Superarla se representa mediante una nueva primavera, que se asocia a todas las emociones positivas de la vida humana. 

En nuestra Europa, hay algunas estaciones que se parecen climáticamente más que otras en los distintos países. Pero muchas veces, simbólicamente, significan lo mismo. Cuando esto sucede, los temas se dan la mano de unos países a otros, atraviesan fronteras y con ellos también la forma de ponerlos en música: Podéis verlo en el ciclo de abriles: tenemos una canción francesa y dos italianas, todas ellas dedicadas a hablar del amor como una emoción que rebrota especialmente en este mes. Las canciones de la primavera pueden hablar de los elementos primaverales -los pájaros y los insectos (Frühlingsmorgen, Spring, Villanele), violetas (Er ist’s), flores en los árboles con fruto (Chanson d’avril), pueden hablar de las emociones del amor o bien relacionar ambas cosas a través de elementos simbólicos (das Roseband). La alegría arrebatadora de la primavera y el descontrol que produce en las personas es común a todas las culturas: lo podéis ver en el ritmo alocado que tienen tanto Er ist’s de Wolf como Le Printemps de Hahn. 

El verano, asociado en nuestro país con la idea de un calor asfixiante (ahí está la soleada Mañanita de San Juan), es un poco diferente en otras tradiciones culturales, por ejemplo la alemana y la nórdica, donde los días de calor o templados se alternan con las lluvias. Si prestáis atención a las dos piezas de Grieg, realmente podéis oír una diferencia entre los momentos en los que la música parece inspirada por un rayo del sol o bien por melancólicas nubes grises. Las dos canciones transmiten a la vez la melancolía de un tiempo oscuro en el que un solo rayo de sol ilumina el alma humana hasta deslumbrarla. Por último, tenemos un hermoso día de verano inglés, en el que los perfumes y lirios templan el calor del encuentro de una parejita en la noche. 

Son muchos los autores que han relacionado el otoño con la madurez de la vida, con el inicio de una época difícil en la que la juventud parece un espejismo. La obra Automne de Fauré se pone en la boca de una mujer muy enfadada con el paso del tiempo. Otros autores lo asocian al desamor, como vemos sobre todo en las dos piezas en italiano napolitano Non ti scordar di me y Autumno. En el romanticismo alemán, el otoño trae consigo sobre todo la lejanía de la naturaleza, que se cierra sobre sí misma y solamente nos deja el anhelo de que vuelvan los días cálidos. Así se ve en Herbstlied, uno de los dúos más bonitos y famosos de Felix Mendelssohn. Para los nostálgicos y melancólicos, el otoño es una buena época para reflexionar, para un nuevo comienzo. Por eso el tono de la pieza Settembre es, en realidad, positivo acerca del otoño y tal vez por eso hay tanta determinación en el viajero (the Vagabond) que busca comenzar una nueva vida a través de su viaje. Al escribir el ciclo de la que forma parte esta canción, las Songs of Travel o Canciones de viaje, el compositor Vaughan Williams se inspiraba en otro grupo de canciones un poco más antiguo, del que hablaremos enseguida. 

El invierno suele referirse a emociones dormidas, latentes solo en su apariencia. La más famosa pieza escrita sobre esta estación es el Winterreise o Viaje de invierno, un grupo de 24 canciones de Franz Schubert. Tanto en el caso de estas canciones como en las Songs of Travel, oís las piezas fuera de su contexto: cuando las canciones se escriben dentro de un grupo (o ciclo de canciones), separarlas de sus otras compañeras de ciclo significa traicionarlas un poco, porque están escritas para ser interpretadas con las demás, pero queremos despertar vuestra curiosidad por conocer a las otras piezas y el destino de ambos viajeros. A diferencia de The Vagabond (que viaja por propia voluntad), el protagonista de Winterreise se marcha de la ciudad a pie bajo la nieve del invierno porque su chica le ha rechazado, tal y como nos cuenta en Gute Nacht. Solamente le cuesta marcharse porque pasa junto al tilo (Der Lindenbaum) que era su confidente. No es casualidad que este árbol sea el único recuerdo de la primavera pasada; esa primavera en la que parecía que el amor iba a dar respuesta a todo. Contagiada de una melancolía idéntica, Weep you no more nos habla de las fuentes calladas, del sueño y el silencio como reconciliación de la naturaleza consigo misma en el invierno. Del mismo autor, Roger Quilter, es la única pieza positiva con el invierno: Blow, blow, thou winter wind, en la que el protagonista afirma que la vida es, ante todo, felicidad. 

Como forma de recordar que el ciclo estacional se repite (y por traer de nuevo las emociones felices tras la dureza de las piezas invernales), retomamos la lírica alemana, ya que en ella la transformación del invierno en primavera es un poquito más lenta que en otros países, puede durar hasta dos meses. Tanto en Rusia como en Alemania esto se asocia a un concepto que en nuestro país no conocemos: los Schneeglöckchen. Según distintas leyendas y tradiciones, los últimos copos de nieve que quedan en las ramas y en el suelo, antes de derretirse con el calor de la primavera, suenan como campanitas, las llamadas campanitas de la nieve. La última de las piezas, It was a lover and his lass, retoma la alegría de las campanillas o tal vez de los pájaros del campo antes de concluir cada frase con un proverbial “los amables enamorados aman la primavera”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario